“Algo
va mal” es el último libro de Toni Judt, historiador y escritor londinense que
ejerció la docencia en la Universidad de Nueva York y que murió el año 2010
aquejado de una enfermedad degenerativa a los 62 años. Autor de la magnífica “Postguerra,
una historia de 1945 hasta hoy” no fue un autor prolífico que nos legó en su
última obra sus ideas sobre la crisis.
Lo
que plantea Judt es que la situación actual es debida a la revolución
intelectual conservadora iniciada hace treinta años y fomentada por la dejación
de la izquierda que coincide con la derecha en la exaltación del individualismo
a partir de los años 60. Se trata de una teoría que confronta el valor de lo
público frente a lo privado, de la socialdemocracia surgida después de la II
guerra mundial frente al conservadurismo privatizador. Evidente partidario de
lo primero achaca a la pérdida del concepto de cohesión social y lo que
conlleva (confianza en los demás, tributación progresiva, estado interviniente)
además del abandono de la política por parte de la ciudadanía.
Se
muestra Judt, por una parte, muy británico en su evidente parentesco con la
ilustración escocesa de Adam Smith y David Hume además de plantear las
soluciones de Keynes y, sin nombrarlo, salvo en algunas citas a principio de
capítulo, el liberalismo de Stuart Mill, autor que, no olvidemos, abrazó el
socialismo, con la inestimable influencia, todo hay que decirlo, de su esposa
Harriet Taylor.
De
acuerdo con el planteamiento general del libro, que he de decir que es ameno y
se lee con agrado me parece que hay puntos cuando menos discutibles en los que
discrepo. La continua referencia al socialismo real como resultado del
marxismo, sin hacer la menor diferenciación. El hecho de que el pensamiento de
Marx se plasma de manera simple incluso arquetípica, lo que parece extraño en
un estudioso que dedica sus primeras obras a Marx y el socialismo. Incluso en
un capítulo dice que es inútil tratar de separa al pensador alemán con lo
sucedido en el este aduciendo que lo que ha ocurrido realmente es una
interpretación errónea de su pensamiento. Se podría discutir si errónea o no
pero lo que no se puede decir es que no sea una interpretación. Marx nunca
habló de que sistema económico era el socialista, y llegó a decir en vida que
si eso era lo que decían de él no era marxista. No sé si Judt achacaría a Jesús
de Nazaret la inquisición.
Por
otro lado es una obra que me ha dejado la sensación de que tras el análisis,
que comparto en lo fundamental, no hay una propuesta clara, incluso cuando
plantea la vuelta a la socialdemocracia y lo que es indica que no es suficiente
sin señalar que es lo que falta y sin proponer algo más concreto como dando a
entender que la batalla si no perdida va por mal camino.
En
estos días de zozobre e indignados una propuesta de uno de un gran pensador que
sitúa las cosas en su terreno y que ha de hacer reflexionar a la izquierda que
a lo mejor no lo eran tanto y abrieron las puertas a la derecha. La obra
termina con Marx, sin citarlo “Hasta ahora hemos entrepretado el mundo, ha
llegado la hora de transformarlo”. Tarea que deja para otros pero nos interpela
y provoca, la praxis es fundamental, necesaria y obligatoria para un partido
como el nuestro que debe ser valiente en sus planteamientos y ganar de una vez
la batalla de las ideas sin caer en falsos buenismos y sin dejarse llevar por
los cantos de sirena de las bondades de la sociedad capitalista. Sólo con la utopía,
que no es otra cosa que afrontar el futuro con valentía, el realismo, con los
pies en tierra, y la continua metamorfosis, transformarse manteniendo lo
fundamental, la ideología, podrá el socialismo no sólo ser alternativa sino hegemónico,
que no es otra cosa que derechos fundamentales, igualdad, liberal y democracia
radical… nada menos.
Luis Miguel Guerra
Luis Miguel Guerra
No hay comentarios:
Publicar un comentario